Instituciones públicas y privadas aceleran sus planes para mejorar la educación financiera en España, que se sitúa a la cola de Europa en esta materia

Entre las inquietudes de los españoles, la crisis económica se ha anclado en el primer plano de las encuestas del CIS. Curiosamente, este foco de preocupación contrasta con el hecho de que nuestra educación financiera se sitúe entre las menos desarrolladas de Europa. España es el cuarto país con la peor formación en economía y finanzas del continente, según el último Eurobarómetro sobre educación financiera. Tan es así que apenas un 19% responde correctamente a preguntas básicas sobre el impacto de la inflación o los diferentes tipos de interés, frente al 26% de media en la UE.
Lo malo no acaba ahí: sólo un 13% de los españoles tiene un alto nivel en cultura monetaria, lejos del 28% de Países Bajos. ¿Y esto por qué? Adriana Scozzafava, directora general de la Fundación Afi Emilio Ontiveros, apunta a la educación formal que se recibe en España a edades tempranas como razón principal: “Si bien se han ido introduciendo cambios en el currículo escolar, la enseñanza de la economía y las finanzas ha estado limitada y ceñida a algunos cursos”.

A eso, continúa, hay que sumar una “falta de percepción de la relevancia directa de los conocimientos financieros en nuestra vida cotidiana, que puede llevar a una falta de interés sobre el tema”. La actual inestabilidad económica a nivel global subraya la importancia de que los consumidores tengan las habilidades necesarias para administrar sus finanzas de manera efectiva. Algo que en muchos casos está lejos de ser así.

Un estudio reciente de BFF Bank concluye que un 30% de los encuestados asume desconocer aspectos relacionados con el atractivo de los depósitos bancarios o sus intereses asociados. Además, a pesar de que el aumento de los tipos de interés y la incertidumbre geopolítica están impactando en la desaceleración de la actividad en el sector inmobiliario, el informe sostiene que los españoles aún mantienen la idea de que los bienes inmuebles “son la opción más segura y atractiva para invertir y proteger sus ahorros contra la inflación”.

En la situación actual, Scozzafava ve necesario que se tengan muy claros conceptos básicos como el interés simple y el compuesto, sabiendo qué son y cómo se calculan o el impacto que pueden tener. A su juicio, tiene que existir una formación específica a edades tempranas y se debe atajar la brecha de conocimiento en la población adulta. Y parte de ese aprendizaje, dice, se consolida en el ámbito familiar: “Está demostrado que en los hogares de padres con conocimientos financieros los hijos tienen mejor nivel”.

Más allá de aprender a controlar gastos e ingresos diarios, ahorrar o planificar para el me-dio y largo plazo, han surgido “otras habilidades en las que hay que profundizar, como aprender a desenvolver-se con soltura con las aplicaciones digitales”, sostiene Alberto Aza, portavoz de CECA. Mejorar en todo ello implica, en su opinión, “que las administraciones públicas asuman la responsabilidad de promover planes que impulsen la educación financiera y que las instituciones educativas los apliquen en sus centros con la mayor eficacia”.

Los sectores público y privado tienen un marco común en el Plan de Educación Financiera (PEF), al que CECA está adherida, cuyo objetivo es promover iniciativas que acerquen la cultura financiera a todos los colectivos. Teniendo en cuenta, además, que “los jóvenes no tienen las mismas necesidades que los mayores y tampoco las mismas prioridades”.
En ese contexto, ya se plantea la necesidad de integrar la educación financiera en el currículo escolar, como parte integrante de materias como matemáticas o economía. De concretarse esta propuesta, según el experto, “supondría un avance significativo”.

CONCIENCIACIÓN

Ese era, precisamente, uno de los objetivos del citado PEF, impulsado en 2008 por el Banco de España y la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). La estrategia, respaldada también por los ministerios de Educación, Consumo y Economía, busca colaborar con el mayor número de instituciones educativas posible para conseguir que la población escolar se conciencie sobre la importancia de las finanzas básicas.

“En 2008, en los colegios no se hablaba de finanzas salvo en materias muy específicas y estrechamente relacionadas”, comenta Fernando Tejada, director del Departamento de Conducta de Entidades del Banco de España. Ahora, gracias al PEF, aunque no se trate de materias obligatorias, “las autoridades educativas han incluido las finanzas básicas en todos sus recorridos curriculares. Nosotros hemos aportado nuestro granito de arena, ofreciendo a los profesores materiales, módulos y recursos didácticos”.

Más allá de la población en edad escolar, el PEF busca, a través de la capilaridad y la colaboración con el mayor número de agentes sociales posible, llegar a segmentos de la población en riesgo de exclusión financiera, a los que el Banco de España y la CNMV no podrían llegar por si solos. ONCE, Cruz Roja y otras ONG están facilitando esta tarea.

Entre esos colectivos en riesgo de exclusión financiera se encuentra, más si cabe por el imparable avance de la digitalización, la población en edad avanzada. La Asociación Española de Banca (AEB), que también colaboró con el Banco de España en la elaboración del PEF, es una de las organizaciones más activas en la búsqueda de una solución a este problema.

Juan Carlos Delrieu, responsable de Sostenibilidad de AEB, recuerda que hace ya cuatro años se puso en marcha “el programa Expertclick junto con la Fundación Cibervoluntarios y el apoyo del Ministerio de Asuntos Sociales”. De esta iniciativa, que ha facilitado de forma gratuita la adquisición de competencias digitales, “se han beneficiado más de 5.000 personas”.

Durante el último año, la AEB ha enriquecido Expertclick con otros tres proyectos más. Entre ellos destaca Conectando Mayores: “Buscamos que sean los propios mayores los que compartan sus conocimientos sobre el uso de herramientas tecnológicas con otras personas de su edad y en su misma situación. Esto crea un vínculo más especial, ya que tienen un lenguaje y unas preocupaciones comunes”. El programa piloto ha sido un éxito, pues en su primer año va a contar con la participación de unas 2.500 personas.

Este tipo de iniciativas, tal como apunta Tejada, no implican que no se vaya a seguir reforzando la atención presencial. Especialmente en “zonas rurales, donde se acumula más población envejecida”. Tan es así que, en su última versión, el PEF ya recoge la intención de implantar servicios digitales y físicos.