La Autoridad Bancaria Europea publica los resultados de su ejercicio de transparencia de la banca euro pea correspondiente a 2016. Su objetivo es realizar un chequeo de la salud de las entidades participantes, y proporcionar información al mercado acerca de su situación financiera. En el ejercicio del año pasado, las entidades españolas obtuvieron unos resultados equiparables con los de otros bancos europeos, a pesar de que existen factores que infravaloran sus ratios de capital, como contar con una mayor proporción de activos ponderados por riesgo –que componen el denominador de la ratio de solvencia– debido a problemas metodológicos y de falta de armonización a nivel de la UE.

Sin embargo, esto no implica que los riesgos hayan desaparecido, puesto que el entorno de bajos tipos de interés, en el que estamos inmersos desde hace ya varios años, ejerce una fuerte presión sobre los márgenes de las entidades financie ras europeas. Ante este escenario, las entidades españolas han adoptado una actitud proactiva, y han realizado esfuerzos muy superiores a los de otros países de nuestro entorno, apoyados en una fuerte reducción de la capacidad instala da y de la adopción de estrictas medidas de control de costes. Podríamos decir que el sistema financiero español está haciendo los deberes, mientras que otros alumnos supuestamente aplicados se están haciendo los remolones y se resisten a acometer las medidas necesarias para hacer frente al nuevo entorno. Así las entidades españolas han reducido en más de un 40% el número de oficinas desde 2008, y en casi un 37% el número de empleados, lo que contrasta con las cifras europeas, que en muchos casos no alcanzan los dos dígitos (caso de Francia o Alemania). Este importante esfuerzo de racionalización de la red tiene su reflejo en unas ratios de eficiencia media que sitúan a nuestro sistema financiero a la cabeza de las grandes economías de Europa, con una ratio del 50,7% a cierre del pasado ejercicio 2015, frente a un 73,1% de Alemania, un 68,1% de Francia o un 64,5% en el caso de Italia. Recordemos que esta ratio refleja, en porcentaje, los gastos incurridos para conseguir 100 euros de ingresos y, por tanto, cuanto más reducido sea, más eficiente es una entidad financiera.

Un aspecto significativo es que no se observa una relación clara entre eficiencia y tamaño, de forma que distintas entidades medianas, entre las que se incluyen varias de las asociadas a CECA, se encuentran entre las que presentan unos mayores niveles de eficiencia. En un momento en que distintas autoridades apuestan por que se acometan nuevos procesos de integración, este hecho pone de manifiesto que dicha estrategia puede ser adecuada para determinadas entidades, pero no es necesariamente la única fórmula de éxito, pues gracias a su especialización –geográfica, o de producto–, entidades de menor dimensión pueden coexistir con los grandes grupos bancarios, y esto es algo positivo, en cuanto contribuye a la diversidad y robustece el modelo.

En definitiva, nuestro sistema financiero cuenta con una banca solvente, eficiente y preparada para hacer frente a los retos de futuro, enmarcados en el nuevo escenario que dibuja la unión bancaria, que dota de una nueva dimensión euro pea a nuestro marco institucional y regulatorio y supone un hito fundamental en la construcción de un verdadero mercado único en el ámbito financiero.