Si hay algo que se ha convertido en una constante en nuestros tiempos es, paradójicamente, el cambio. Vivimos en un mundo en permanente transformación, en el que las transiciones son cada vez más frecuentes y sus consecuencias cada vez más inmediatas. Esto exige a los individuos una capacidad de adaptación permanente, obligando a un aprendizaje continuo y a la adquisición de las competencias necesarias para desenvolverse en entornos complejos y cambiantes. Esta es una realidad que se manifiesta cada vez en más ámbitos de nuestra vida, tanto en lo profesional como en lo personal o colectivo. En algunos de ellos, arrastramos déficits formativos del pasado que es preciso corregir. Es el caso de la educación financiera, no tanto como competencia profesional, sino como capacidad básica, esencial para el desempeño al gestionar las finanzas personales.

Según la encuesta de la OCDE 2020 sobre alfabetización financiera, más de la mitad de la población europea carece de conocimientos sobre conceptos económicos básicos. En España, los datos también evidencian amplias lagunas por cubrir. Así, por ejemplo, según un estudio de 2021 realizado por el Observatorio del Ahorro Familiar (OAF) de Mutualidad Abogacía y Fundación IE, el 44% de las familias no dispone de conocimientos económicos y financieros básicos; mientras el 20% de los españoles manifiesta tener conocimientos financieros adecuados, cuando, la realidad lo desmiente claramente. Un reciente informe de EFPA España puntuaba los conocimientos financieros de los españoles con un 4,5 sobre 10 de media.

Existen seguramente distintos factores del pasado que explican por qué nos encontramos hoy en esta situación; pero más que mirar atrás, procede poner el foco en el momento presente y aunar esfuerzos entre los actores públicos y privados para trazar una hoja de ruta coordinada, ambiciosa y eficaz. Afortunadamente, cabe congratularse hpor algunas de las iniciativas que ya existen en nuestro país para promover planes y programas de mejora de la cultura financiera de la población. Entre estos, el Plan Nacional de Educación Financiera del Banco de España y la CNMV. En el marco de este plan se impulsan cada año distintas iniciativas formativas, como, entre otras, las que llevan a cabo las entidades financieras o la de carácter más sectorial, como el de Funcas, que en sus primeros tres años ha movilizado una inversión superior a los 12 millones de euros.

Es una responsabilidad colectiva tratar de hacer esas iniciativas más accesibles, atractivas y ágiles para ayudar a progresar a nuestra población en la senda de la alfabetización financiera. Con esta voluntad, las asociaciones del sector bancario hemos puesto en marcha una plataforma web que pone a al alcance de la ciudadanía todas las iniciativas formativas de educación financiera desarrolladas por la banca incluyendo también acciones formativas en materia de digitalización. En un mundo cada vez más tecnológico e interconectado, este tipo de acciones son, sin duda más necesarias que nunca. Tengamos en cuenta que el objetivo de la UE para 2030 es que el 80% de los adultos tenga competencias digitales básicas, cuando en la actualidad el 42% de los europeos carece de ellas, según el Índice de la Economía y la Sociedad Digitales (DESI) de la Comisión Europea.