Los expertos aseguran que es imprescindible crear el hábito desde la escuela para que el ahorro y la inversión se conviertan en algo relevante para los ciudadanos a lo largo de su vida, asegurando su bienestar y salud económica.

España necesita potenciar la educación financiera de sus ciudadanos para que consigan un mejor conocimiento y una mayor independencia económica, según los participantes en una mesa redonda sobre el tema organizada por La Información, en la que se analizaron las oportunidades del emprendimiento, los retos del mundo financiero y la formación como garante del éxito personal y profesional. En el encuentro, celebrado con la colaboración de Mapfre en la sede de la EOI (Escuela de Organización Industrial) en Madrid y moderado por Cristina Triana, subdirectora de La Información, participaron Marta Viéitez, subdirectora corporativa de aprendizaje de Mapfre; Alberto Aza, portavoz de CECA (asociación de Bancos, Cajas de Ahorro y Fundaciones); y Patricia Tato, socia de Instrumentos Financieros de KPMG en España.

Patricia Tato, de KPMG, afirmó que “el conocimiento financiero da independencia económica a las personas, aporta mayor competitividad y permite mejores elecciones”. Por eso, abogó por incluir “más formación de este tipo en edades tempranas y en el bachillerato”.

Según Marta Viéitez, de Mapfre, la educación financiera puede aportar en conjunto “bienestar a los ciudadanos, ayudándoles a gestionar adecuadamente sus finanzas personales”. Además, esta experta explicó que la formación en este ámbito “debe desarrollarse a lo largo de toda la vida, adquiriendo los conocimientos progresivamente”. En cuanto a la información financiera de los españoles, señaló que “ha ido mejorando con los años, pero aún hay que seguir influyendo bastante, sobre todo en edades tempranas y en los colegios”. Y es que, a su juicio, “los hábitos son muy importantes y si uno se acostumbra desde niño a leer sobre la importancia del ahorro y la inversión, continuará haciéndolo durante toda la vida”.

Por su parte, Alberto Aza, de CECA, apuntó que las personas que tienen conocimientos financieros altos “normalmente han planificado su jubilación, mantienen un nivel de endeudamiento adecuado, se proveen de distintas fuentes de ahorro y cuentan con suficiente colchón para afrontar los momentos más complicados”. Mientras que las que no los tienen “son claramente proclives a la quiebra”. El eurobarómetro publicado antes del verano ponía de manifiesto que la situación en España deja bastante que desear en este sentido. “Somos el cuarto país con menor conocimiento financiero y eso obliga a hacer una reflexión seria y a poner en marcha políticas públicas ambiciosas en las que colaboren también el sector privado y el financiero”.

 

Los riesgos de la digitalización

Los expertos coincidieron en que la digitalización ha dado un impulso a la formación financiera, pero también advirtieron de los riesgos que conlleva internet, por lo que Marta Viéitez puso de relieve la importancia de la ciberseguridad. En este sentido, Patricia Tato recordó un estudio realizado en 2022 que concluía que un 70% de la población española utiliza banca digital. “Esto abre un abanico de posibilidades, con productos y ofertas personalizadas, pero también un mayor riesgo de caer en fraudes y de tomar decisiones precipitadas”. Por eso, “hay que hacer mucha labor de educación, sobre todo en los segmentos de población más vulnerables, como las personas mayores”.

Alberto Aza reconoció también que la digitalización “es una ventana de oportunidad al conocimiento financiero”, pero mostró su preocupación por algunos jóvenes, que “de la noche a la mañana se están convirtiendo en inversores digitales sin tener los conocimientos necesarios”, lo que les puede hacer “presas fáciles de posibles fraudes o riesgos excesivos”. Por otra parte, aseguró que la formación financiera también contribuye a evitar la brecha digital entre los distintos segmentos de población.

La importancia de adaptarse a las necesidades particulares de cada colectivo fue otro de los puntos debatidos. El portavoz de CECA relató un proyecto de la fundación FUNCAS para movilizar recursos y financiar proyectos de educación financiera, “en el que identificamos un colectivo que estaba totalmente desatendido, los deportistas de alto nivel, cuya carrera suele ser breve y generar altos ingresos, por lo que es fundamental enseñarles a administrarlos”.

Otro de los segmentos en los que, a su juicio, hay que trabajar es el de los jóvenes. “Más del 50% de los menores de 29 años invierte en criptomonedas; y habría que preguntarse si son conscientes de que están poniendo su dinero en un activo volátil y de alto riesgo”. Y es que “muchos de ellos se dejan influir por la información que encuentran en las redes sociales y por algunos gurús cuestionables”. Asimismo, Aza dijo que “según una encuesta, 4 de cada 10 entrevistados reconocía tras la pandemia que debían reforzar sus conocimientos financieros”. Y aseguró que si muchos emprendedores tuvieran la suficiente formación financiera sus empresas podrían “alcanzar mayor escalabilidad”.

 

Formación infantil

La directiva de Mapfre apuntó que su compañía también realiza “mucha formación interna para que nuestros empleados sepan cómo asesorar y llegar a los clientes”. Pero añadió que “no nos quedamos ahí, sino que en nuestro plan de sostenibilidad tenemos una línea de acción que es la educación financiera para llegar a todos los públicos, tanto interno como a la sociedad”. Además, “la Fundación Mapfre trabaja con colegios para inculcar la cultura financiera a los más pequeños y lo hace a través de distintos juegos lúdicos que les permiten ir adquiriendo determinados conceptos clave”, enfatizó.

Por su parte, la experta de KPMG destacó algunos avances que se han producido en el ámbito de la regulación, sobre todo a raíz de la crisis financiera. Y apuntó que “en el mundo cripto ya hay una directiva, aunque es verdad que es un mercado complejo y de alto riesgo; y a nivel inversor tenemos normas como Mifid”. Finalmente, concluyó que “disponer de conocimientos financieros puede permitir a un emprendedor montar cualquier negocio y acceder a la financiación necesaria. Además, favorece la evolución económica de cualquier país, mejora el tejido productivo, evita riesgos y reduce la morosidad”.