Los expertos advierten de las ventajas y riesgos del nuevo escenario en el III Observatorio de las Finanzas que organizan EL ESPAÑOL e Invertia.
El sector financiero parte de la premisa de que la tecnología es una aliada; es positiva y contribuye a una mayor eficiencia. Sin embargo, como en la mayoría de procesos de transformación, siempre hay colectivos que se quedan atrás en el camino. En el caso de las entidades, el grupo que corre más riesgo es el que está conformado por las personas de más edad.
Ante esta situación, el reto de la banca es el de encontrar el equilibrio entre una proporción cada vez mayor de clientes que busca relacionarse con su entidad a través de los dispositivos, y otros usuarios que no han desarrollado las capacidades para utilizar esas herramientas. O no quieren.
Este debate se ha abordado III Observatorio de las Finanzas que organizan EL ESPAÑOL e Invertia. El sector financiero, consciente de la problemática, ha desarrollado un protocolo con medidas específicas para no dejar a nadie atrás en el acceso a los servicios, ha recordado Antonio Romero Mora, director corporativo de Servicios Asociativos y Recursos de CECA. «Las entidades ganadoras sabrán segmentar a sus clientes en función de sus necesidades», ha defendido, sosteniendo que la convivencia entre digitalización y presencialidad sí es posible.
Por su parte, José Luis Martínez Campuzano, portavoz y responsable de Comunicación de la Asociación Española de Banca (AEB), ha señalado que los servicios están ofreciendo un amplio abanico de posibilidades a los clientes, que son los que se decantan por la opción que consideran más conveniente.
Marco regulatorio exigente
Por supuesto, la Inteligencia Artificial y el uso de datos también juegan un papel crucial en el futuro esquema financiero. «Está cambiando la forma en que nos comunicamos y generamos conversaciones con entidades y compañías. Esto va a ser un punto de disrupción», ha añadido.
Además del debate de la supervivencia de la presencialidad en las entidades y el boom tecnológico, los expertos también han puesto sobre la mesa las dificultades a las que se enfrenta el sector financiero, que está en constante movimiento. Y es que, desde 2008, año de la crisis financiera, las entidades se enfrentan a un marco regulatorio muy exigente.
Los clientes se encuentran con un sistema solvente, pero también genera otros riesgos. «Está sometido a test de estrés permanentes», ha puesto de manifiesto Mónica Melle, consejera de la Cámara de Cuentas de la Comunidad de Madrid,
Los tipos se han elevado por la política del Banco Central Europeo (BCE) para hacer frente a la inflación, pero Melle ha advertido de dos riesgos. Por un lado, el aumento de la morosidad. Por el otro, la merma en la posibilidad de dar créditos.
«La subida de tipos afecta al crecimiento económico. El BCE tiene la misión de buscar el equilibrio: doblegar la curva de la inflación y, a la vez, evitar una recesión», ha incidido la consejera. También ha vaticinado, como el resto de participantes, que el sistema financiero será completamente diferente en la próxima década por la revolución tecnológica.
Mientras, Ángel Martínez-Aldama, presidente de Inverco, apuesta por un servicio financiero con más servicios y menos productos. «Vemos que es la vía que va a seguir desarrollándose», ha remarcado.