Hablar de la CECA es hacerlo de la Confederación Española de Cajas de Ahorros, que en la primera década del siglo actual aglutinaba a casi medio centenar de cajas. Sin embargo, la crisis de 2008 -originada por las ‘subprime’- desencadenó una especie de catarsis en el sector, dando lugar a la aparición de los llamados ‘bancos de cajas’.
Actualmente la CECA está integrada por CaixaBank, Kutxabank, Abanca, Unicaja Banco, Ibercaja, Liberbank, Cecabank y las dos únicas cajas de ahorros que siguen en pie como son la valenciana Caixa Ontinyent y la balear Colonyà Caixa Pollença. También están presentes las fundaciones bancarias de La Caixa, Ibercaja, Kutxa, BBK, Unicaja, Vital, Cajastur, Caja de Extremadura, Caja Cantabria, CajaCanarias, Caja Castilla-La Mancha, Caja de Burgos y Caja Navarra. Además de fundaciones como las de CajaGranada, Caja Rioja, Montemadrid, Caja de Canarias, Bancaja, Afundación, Pinnae, Caja Inmaculada, Caja Mediterráneo, Ávila, Cajasol, Caja Murcia, Sa Nostra, Caja Segovia, Fundos, Guillen Cifre y Caja Círculo.
Pero nada mejor que hablar con Alberto Aza, portavoz de la CECA, que atendió amablemente la llamada de este diario para conocer el presente y el futuro de esta institución. A continuación la charla mantenida:
Si hace una década le hubieran dicho que hoy en día solo iban a quedar en pie dos cajas de ahorros (Caixa Ontinyent y Colonyà), ¿qué hubiera pensado?
Es cierto que el escenario ha cambiado muchísimo en la última década tras un importante proceso de consolidación y ajuste. Ahora bien, hay que recordar que la entrada en vigor en 2013 de la Ley de Cajas de Ahorro y Fundaciones Bancarias, reconvirtió el sector en la medida que supuso segregar las antiguas cajas de ahorro, en, dos entidades: por un lado, los bancos para garantizar los servicios financieros y, por otro, las fundaciones para gestionar la Obra Social. Es decir, la función que realizan a día de hoy los bancos y las dos cajas de ahorro sigue articulándose entorno al arraigo territorial, la responsabilidad social y la orientación minorista.
¿Entendía que cajas del otro punto de España ‘colonizaran’ otros territorios?
Creo que la presencia de cajas de una zona concreta en otros territorios no ha sido lo habitual. En mi opinión, las cajas han dado un servicio muy especializado en sus regiones de origen y ese ha sido el éxito de tantas décadas de actividad.
¿Qué importancia tiene la Obra Social de las fundaciones bancarias?
Enorme. La obra social es la razón de ser de las fundaciones. Es un elemento vertebrador de la sociedad y es fundamental para ayudar a mantener la cohesión social y fortalecer el estado del bienestar. En los últimos cinco años, la inversión de la Obra y Acción Social de CECA ha sido de casi 3.800 millones de euros y en 2020 la cifra superó los 770 millones, lo que convierte a la Obra Social de CECA en el primer inversor social privado de España. En mi opinión, más allá de las cifras, que dan una idea del impacto positivo de la Obra Social -solo el año pasado más de 24 millones de personas se beneficiaron de alguna de las actividades impulsadas-, es necesario recordar que la Obra Social es una herramienta que presta atención y apoyo a los colectivos más vulnerables. Es una tarea constante, muchas veces invisible, pero que en muchos casos suponen una alternativa para grupos sociales que por diversos motivos no cuentan con las estructuras o las herramientas suficientes para continuar progresando.
¿De qué salud goza la CECA actualmente?
CECA es una asociación muy consolidada. Integramos a 7 bancos y dos cajas de ahorro y desde nuestra posición de asociación, defendemos los intereses de nuestras asociadas y promovemos la misión que desempeñan a través de su actividad financiera y su Obra Social. Tenemos un enorme conocimiento del sector, de la regulación y de otros asuntos clave para el desarrollo del negocio de nuestras asociadas y desde esta posición intentamos aportar valor al conjunto del sector y de la sociedad. También estamos presentes a nivel internacional a través de dos asociaciones, la Agrupación Europea de Cajas de Ahorros y Bancos Minoristas (ESBG) y el Instituto Mundial de Cajas de Ahorros y Bancos Minoristas (WSBI).
¿Qué tal se llevan con las otras patronales bancarias como son la AEB y la UNACC?
La relación con otras patronales es buena y fluida. De hecho, el nivel de colaboración existente con las restantes patronales bancarias españolas ha tenido importantes logros en las acciones adoptadas por las entidades de crédito dirigidas a mitigar los efectos de la covid-19, por ejemplo. Seguiremos coordinando con ellas nuestras acciones asociativas. Somos actores de un mismo escenario y, en este sentido, creo que todos podemos aportar diferentes matices que en conjunto beneficien al sector y a su vez, al conjunto de la sociedad, porque no podemos olvidar que el sector bancario es esencial para el progreso social y económico de un país.
Tipos negativos, hiperregulación, competencia fintech/bigtech, provisionando sin parar… ¿qué más le puede pasar al sector bancario?
Bueno, es cierto que estamos afrontando nuevos retos, aunque no creo que sea algo exclusivo del sector bancario. El mundo ha cambiado muchísimo en los últimos años. El impacto de la tecnología en prácticamente todos los sectores ha supuesto un enorme punto de inflexión, acelerando cambios profundos que en el caso del sector bancario hemos sabido acoger y aprovechar. La banca digital, por ejemplo, se ha demostrado fundamental durante la pandemia y el confinamiento, y esto es algo que no se desarrolla de un día para otro. Los bancos y cajas de CECA llevan años invirtiendo en esta transformación, que permite hoy llegar más lejos y a más personas. Y en cuanto a regulación, no cabe duda de que se trata de un aspecto muy relevante para nuestro negocio. El sector bancario debe cumplir toda una serie de regulaciones que, al fin y al cabo, velan por la seguridad de los clientes y del conjunto de la economía. En este sentido es importante que esta regulación se aplique también a los nuevos competidores como las bigtech o fintech.
¿Cómo gana la banca rentabilidad en estos tiempos?
A lo largo de los años, la banca ha sabido adaptarse a diferentes contextos y entornos. En el momento actual, con ese objetivo de continuar generando rentabilidad, la adaptación pasa, por una parte, por la eficiencia, esto es, hacer más empleando los recursos estrictamente necesarios. Esto es hoy mucho más posible y viable por lo que comentaba anteriormente, la tecnología. Por otra parte, los bancos -como cualquier otra empresa- ofrecen servicios y productos que requieren de una inversión y suponen un coste y los clientes que utilizan esos servicios y productos abonan una cantidad. Esto es así en la banca y en cualquier otro negocio.
¿Dónde se va a detener el proceso de desapalancamiento que atraviesa el sector con continuos cierres de oficinas y no pocos despidos?
El ajuste en las plantillas está muy ligado a este cambio de paradigma que señalaba previamente. Esta tendencia de ajustes en la red de oficinas, que también se ha observado en otros los países europeos, obedece, de manera irreversible, a un cambio en los hábitos de consumo de los clientes. Sin duda, la crisis derivada de la covid-19 ha acelerado esta tendencia y, además, contribuye a generar mayores eficiencias.
¿Cuántos bancos atisba que queden en pie de aquí a 10 años?
Preferiría no hacer suposiciones, una década es muchísimo tiempo.
¿Veremos sucursales de Google Bank, Tencent Bank, Microsoft Bank…. en España?
Habrá que ver que nos depara el futuro. Lo que es seguro es que independientemente de la presencia de nuevos actores, si prestan los mismos servicios que las entidades financieras tradicionales, deberían cumplir los mismos requisitos de regulación.
¿Se acabará el dinero físico tal y como lo conocemos?
No cabe duda de que la forma de pago ha cambiado de manera acelerada en los últimos años. Además del incremento del uso de tarjetas, la banca ha desarrollado otras plataformas que facilitan los pagos sin necesidad de contar con dinero en efectivo ni tarjeta. El más destacado de ellos es Bizum, el pago instantáneo de móvil a móvil que promovió la banca española en 2016 y aunque creció notablemente los años siguientes, ha experimentado un gran impulso durante la pandemia hasta llegar a día de hoy a tener más de 16 millones de usuarios. Estas cifras dan una idea de cómo se han transformado nuestros hábitos de pago. Por tanto, vamos hacia un mundo en el que quizás continúe habiendo efectivo, pero probablemente no de la forma en la que lo hemos conocido hasta el momento.
¿Qué opina sobre las criptomonedas?
Como cualquier otro activo con el que se realicen inversiones, creo que debe ser vigilado y regulado por las autoridades competentes para garantizar el correcto funcionamiento del mercado financiero.
¿Acabarán cobrando todos los bancos a los minoristas por los depósitos?
Los bancos -como cualquier otro negocio- ofrecen servicios y productos a cambio de una retribución. De la misma forma que para acceder a una plataforma de videos online es necesario abonar una cuota mensual, el acceso a servicios financieros y a sus productos conlleva un coste. Normalmente, la vinculación que tienen los clientes con su entidad es un elemento diferenciador en cuanto a la gestión de las comisiones. A mayor vinculación, menores son las comisiones, en muchos casos incluso se bonifican del todo.
Para terminar, ser banquero actualmente ¿es una profesión de alto riesgo?
Desde luego, no debería serlo. La banca, el banquero que nos atiende en nuestra oficina o en la banca electrónica, ofrece un servicio sin el cual la economía no podría funcionar. La banca es la principal fuente de financiación de las familias y las empresas en España. La financiación al consumo es imprescindible para dar acceso a bienes y servicios de todo tipo, desde un coche, un curso escolar o nuevos electrodomésticos. Sin ella, no sería posible obtener el dinero necesario para realizar estos desembolsos, con el consiguiente efecto negativo tanto para las familias como para los comercios. Y para las empresas, la banca es un pilar fundamental, ya que es la principal fuente de financiación de pymes, que en el caso de España representan 99,8 % del tejido productivo. Sin los bancos, familias y empresas que quisieran acceder a financiación se verían obligadas a acudir a otras figuras que no ofrecen las mismas garantías, exponiéndose a riesgos de liquidez, inseguridad en la gestión de sus datos o usura.