Alberto Aza es el portavoz de CECA. Acudió ayer a Málaga, a un coloquio sobre educación financiera del proyecto Edufinet organizado por la propia CECA y el Unicaja Baloncesto. El acto contó con la colaboración de la nadadora Ona Carbonell, embajadora de la Obra Social.

En números, ¿Cuál es la dimensión de la obra social de las antiguas cajas de ahorros?

Me gustaría, antes, explicar qué es la Obra Social. Son las actividades de beneficencia que realizan las fundaciones bancarias, resultantes de la segregación de las cajas de ahorro en bancos y fundaciones y que conservan una parte muchas veces significativa de participación en esos nuevas entidades bancarias. Eso quiere decir que una gran parte de los dividendos de estos bancos revierten a la sociedad, porque van directamente a las fundaciones y a su Obra Social. En los últimos cinco años, las fundaciones han destinado 3.800 millones a la Obra Social; en 2020, un año de gran complejidad por las restricciones a la movilidad, se destinaron 770 millones y se hicieron 50.000 actividades, con 24 millones de beneficiarios. La partida de acción social –la destinada a los colectivos más vulnerables– supone la mayor parte. La Obra Social de las entidades asociadas a CECA es además el primer inversor social privado de nuestro país.

¿Ha mejorado la reputación de la banca tras la pandemia?

La opinión pública ha valorado de forma muy positiva la actuación de la banca. Las entidades han puesto en marcha medidas de emergencia de una gran contundencia como la canalización de créditos ICO, la concesión de moratorias hipotecarias, el anticipado prestaciones de desempleo o jubiliación… Según un sondeo de la consultora GAD3, la valoración de las medidas puestas en marcha por la banca está en un 8 sobre 10, que es una nota muy alta, porque es el promedio. En menos de un año la financiación de emergencia movilizada por la banca ha superado en un 30% a todos los fondos europeos que van a llegar en los próximos seis años.

Se ha dicho que en 2008 la banca fue el problema y ahora ha sido la solución. Pero, ¿hasta qué punto banca ha sufrido por el parón brusco de la actividad?

La solidez de la banca ha permitido que desde el momento cero estuviera en condiciones de prestar, por su solidez interna en capital, su gobernanza y su transparencia. El impacto de la crisis ha sido menor por estas circunstancias. Pero ha habido provisiones excepcionales en 2020, para anticipar el impacto de la crisis sobre los resultados. De momento, sin embargo, no hay repuntes de la morosidad, incluso estamos mejor ahora que en el inicio de la pandemia. Pero seguramente sí los habrá.

¿Hasta dónde va a llegar la reducción de oficinas?

La banca está en un proceso de adaptación como lo están mucho sectores debido al  avance de la digitalización de nuestras sociedades y un escenario de tipos negativos, que afecta a la rentabilidad de las entidades y que vienen manteniéndose desde 2014. Uno de los grandes cambios es el hábito de consumo de los clientes. La atención presencial es cada vez menos relevante y la inmensa mayoría prefiere ser atendido por los canales digitales, sobre todo para la operativa transaccional, que es lo que tradicionalmente han venido haciendo las sucursales. Por eso las oficinas se reorientan para ser centros de atención de servicios de mayor valor.

¿Seguirán las fusiones?

No es algo nuevo. Los supervisores han insistido en que se hagan. El nivel de concentración bancaria en España es intermedio, por lo que, por ese lado, podría haber más operaciones. Pero las fusiones responden a un criterio de eficiencia (más ingresos con menos costes) y la banca española es más eficiente que la media europea. Así que por ahí no parece que tenga que haber fusiones.

Por tanto, el escenario actual está cuadrado.

Aparentemente sí, pero las decisiones competen a cada entidad.

¿Qué opina sobre la nueva competencia de las ‘fintech’ y de tecnológicas como Amazon?

La aparición de nuevos competidores no solo es buena sino necesaria, porque traen innovación al sector. Pero si queremos competir en el mismo tablero tenemos que estar sometidos a las mismas reglas. Tenemos que pensar en el consumidor. Mucha de esta regulación se hace para proteger el cliente. ¿Qué pasa con el cliente que contrata servicios con estas fintech pero no está amparado legalmente? ¿A quién acude legalmente?

Tenemos dos patronales en la banca. Explíqueme la razón de ser de la CECA

Compartimos intereses con la AEB (Asociación Española de Banca) y colaboramos estrechamente. Pero hay elementos diferenciales, como la Obra Social que tiene una trayectoria de 300 años. También nos diferencia la idea del arraigo territorial y el concepto de banca minorista. El ADN de las entidades de CECA sigue siendo el mismo que cuando todas eran cajas de ahorros y esto se ha visto con la pandemia.