Belchite tiene un colmado donde venden alimentos y dan dinero. No es que te lo vayan a regalar es que, gracias al cashback, un comercio puede hacer las veces de cajero automático, como una forma más por la que está apostando la banca para garantizar el acceso al dinero en efectivo en las zonas rurales de España.

En Belchite, el Pueblo Viejo, cuyo nombre probablemente te suene de la batalla homónima que lo destruyó durante la Guerra Civil, ya no quedan vecinos. El último se marchó en la década de los 60. Pero en el nuevo, sí. Tantos como 1.540, según los datos más recientes del Instituto Nacional de Estadística.

Belchite es Belchite, en Zaragoza; pero podría ser cualquier pueblo de esa España rural, con acento de Aragón, Castilla y León, Extremadura o La Rioja, donde la población decrece o no aumenta, pero sí lo hace su edad media, con las consecuencias que ello acarrea.

Y es que los servicios básicos van disminuyendo con la caída del número de habitantes, y la dificultad de acceder a ellos se incrementa con cada año que suman los vecinos de esas localidades. El no llevarse demasiado bien con la tecnología y una dependencia excesiva de esos coches que ya no les resulta prudente conducir no ayudan. El acceso al dinero en efectivo, que ni se cuestiona en las zonas urbanas, es uno de esos servicios que se ven afectados con el cierre de sucursales bancarias.

Dicen que la necesidad agudiza el ingenio y eso es lo que le ha ocurrido a los bancos y cajas de CECA (CaixaBank, Kutxabank y Cajasur Banco, Abanca, Unicaja Banco, Ibercaja Banco, Caixa Ontinyent, Colonya Pollença y Cecabank) que, conscientes de la importancia que la inclusión financiera tiene en el crecimiento y el desarrollo económico, han buscado fórmulas innovadoras para continuar presente en las zonas rurales.

“El dinero en efectivo sigue siendo el principal medio de pago y, por eso, las entidades ponen en marcha soluciones que son innovadoras para seguir garantizando ese acceso al efectivo, especialmente en aquellas zonas donde hay menos presencia de sucursales”, explica Alberto Aza, portavoz de CECA.

Así nació el servicio de ofibus de las entidades asociadas a CECA, sucursales móviles que se desplazan en autobús hasta los municipios rurales permitiendo a sus habitantes realizar operaciones de retirada e ingreso de efectivo y pago de impuestos. En la actualidad, este servicio cuenta con 20 ofibuses en España que atienden a una población de 440.000 personas repartidas en casi 500 municipios.

Cercanía, trato humano y compromiso con los territorios de la España vaciada en los que las entidades financieras quieren seguir estando presentes tirando de originalidad y de soluciones innovadoras. Eso sí, utilizando para ello los canales de toda la vida, esos que a la población, y más a la de cierta edad, les inspiran confianza.

“Una de estas soluciones es el servicio efectivo que las entidades ofrecen a los clientes en las oficinas de Correos como una alternativa a los cajeros automáticos”, cuenta Aza. Se refiere a Correos Cash, una iniciativa que permite a los usuarios realizar retiradas de efectivo desde sus oficinas o con entregas a domicilio. Utilizarlo es tan sencillo como pedir la retirada de dinero desde la aplicación del banco. A continuación, será la propia entidad la que se encargue de realizar las gestiones para solicitar el giro inmediato con recogida en Correos o el giro inmediato a domicilio. Con el envío preparado, el cartero hará entrega al cliente en su casa del dinero en efectivo y del resguardo de la operación.

Actualmente, Correos cuenta con 4.675 puntos de atención al ciudadano (2.393 oficinas y 2.282 puntos de atención rural) y sus carteros pueden entregar dinero en cualquier domicilio de España. Suma y sigue porque las entidades de CECA ponen sobre la mesa otras fórmulas. “La otra modalidad que garantiza el acceso al efectivo es la solución de cashback”, apunta Aza.

A tan solo diez minutos del pueblo está otro con un pasado inmenso y que fue el hogar de nacimiento del pintor español universal Francisco de Goya, Fuendetodos. Otra estampa donde los vecinos acceden al efectivo gracias a estas soluciones bancarias. Ejemplo de ello lo encontramos en la tienda de alimentación de Montse, cuyas peticiones de cortes especiales de carne (el célebre ternasco y, por supuesto, las longanizas), de piezas de fruta o de cuñas de queso se alternan con las de dinero para llevar. Es, efectivamente, lo que se conoce como cashback, la utilización de un establecimiento comercial para retirar efectivo.

Gracias a este sistema, que ya se realiza en países como Reino Unido o Estados Unidos, el cliente puede pagar con tarjeta un importe superior a su compra, recibiendo en efectivo la diferencia del pago. El cashback es una iniciativa que se pone en marcha en colaboración con todo tipo de comercios, lo que supone un amplio abanico de posibilidades para seguir avanzando en la inclusión financiera en la llamada España vaciada. Además, permite una flexibilidad y una libertad prácticamente similares a las que proporciona un cajero automático. Lo que está claro es que “con estas soluciones el sector muestra una vez más su firme compromiso con el acceso a los servicios financieros muy especialmente en el entorno rural”.