Una de las principales virtudes de los Montes de Piedad españoles es su capacidad para adaptarse a las circunstancias sociales y económicas del país, transformándose profundamente en todo menos en lo esencial: en la base del crédito prendario y en el enfoque social de todo su planteamiento.
Por facilitar el acceso al primer peldaño del sistema financiero formal y por combatir eficazmente la usura, aun en su versión más moderna, los Montes de Piedad deben ser conocidos en toda su dimensión y sus ventajas presentadas sin prejuicios a los usuarios que pueden beneficiarse de ellas.
Por esta razón, a los grupos más vinculados a la actividad cotidiana del Monte, se suman de manera progresiva otros perfiles de clientes, bien por dificultades meramente coyunturales o porque ven en el crédito prendario una alternativa cómoda, barata y fiable para sus necesidades financieras. En este sentido, se observa cómo progresivamente el cliente tipo del Monte de Piedad baja su media de edad y cómo grupos de clases sociales más acomodadas de lo que antes era habitual comienzan a usar sus servicios.
Este grado de diversificación y una versatilidad tan notable puede permitir a los Montes de Piedad acomodarse en una economía que se basa cada vez más en los clientes y en sus particulares necesidades.